sábado, 24 de enero de 2015

Por una Educación Emocional: La Educación que queremos


Debemos remontarnos a la época cuando el hombre primitivo, empezó a evolucionar ya sea a nivel motor como cerebral, esto sucedió a partir  de que el hombre empieza a observar los sucesos que le iban aconteciéndole, es así que empieza  a razonar sobre lo sucedido, por lo mismo el aprendizaje se inicia desde antes, incluso antes del razonamiento; viviendo desde el aquí y ahora, sin preocuparse por un mañana que aún no existía, y que aprendió que habían otras cosas más interesantes que explorar, como los fenómenos naturales externos e internos; así podía observarse internamente y con ello conectarse a lo externo y espiritual mediante ritos y danzas. Es así como se inicia el aprendizaje vivencial, antes del razonamiento, el cuerpo y la experiencia eran la principal fuente de conocimiento.

En la antigua Grecia Sócrates ya enseñaba a través de la mayéutica que era la forma de enseñar mediante el darse cuenta, más allá del simple raciocinio; cuando enseñaba a sus aprendices no les daba conceptos directos, sino más bien formas para que el alumno experimente sobre el tema, lo viva y lo incorpore, y después de muchas frustraciones y conexiones con su emoción podría darse cuenta del conocimiento; a través de esto el discípulo iba tomando contacto con la respuesta.

La educación en la antigüedad era completamente diferente  a lo que ahora conocemos por educación; en la Atenas clásica no había escuelas, las academias de Platón eran espacios de conversación, reflexión y experimentación. La instrucción obligatoria era para esclavos sobre todo en Esparta donde la educación era más parecido a una instrucción militar, donde los condicionamientos y moderamiento de la conducta, a través del dolor, a fin  hagan lo que la autoridad quería, modelo espartano que fue considerado en el despotismo ilustrado.

La Educación Pública, obligatoria y gratuita fue creada en el Despotismo Ilustrado, nace a fin del siglo XVIII en Prusia, con el fin de evitar las revoluciones que sucedían en Francia; los monarcas para satisfacer el pueblo incluyeron algunos principios de la ilustración pero con su régimen absolutista. Su estructura era heredera del modelo espartano, fomentaba la disciplina, obediencia y el régimen autoritario. El Despotismo Ilustrado buscaba un pueblo dócil, obediente y que se pudieran preparar para la guerra, creando así un paquete formador de obedientes súbditos. Este modelo que incluía el elitismo y la división de clases; tuvo gran éxito a nivel mundial muchos países copiaron este modelo, con el discurso de educación para todos.

La escuela nace en un mundo positivista regido por una economía industrial, buscando obtener los mayores resultados observables con el menor esfuerzo e inversión posible. Financiando los mismos industriales las escuelas y masificando la educación condicionada,  regulando así lo que se debía saber, de esta manera tenían trabajadores preparados para la operatividad de las industrias y el buen desenvolvimiento del sistema económico y social.

Debemos entender que la necesidad de ponerle nombre o conceptos a las cosas, tuvo que ver con sistematizar información, para ahorrar tiempo, y este ahorrar hace que la experiencia pierda fuerza, y por ello el aprendizaje no sea sostenible en el tiempo. Es a partir de la revolución industrial, donde los procesos completos dejaron de tener valor, ya que en esta época el trabajo manual fue reemplazado por la industria y la manufactura; dejando de lado la parte emocional y con ello la verdadera necesidad humana fue remplazada por el capitalismo.

El tiempo se convirtió en una valorización difícil de superar; el mundo necesitaba más rapidez en los aprendizajes y la mejor manera de hacerlo era intervenir casi industrialmente en el sector educacional, creando alumnos solo para rendir exámenes, y para aprendizajes limitados que puedan servir a este nuevo movimiento industrial económico, degenerándose en lo que ahora llamamos consumismo generalizado y masificación de mercados.



De este modelo es que tenemos escuelas a imagen y semejanza de la industria; ya que estas adoptaron el sistema de línea de montaje que poseían las fábricas, gracias al cual, posteriormente conformarían sus estructuras, pues la educación fue distribuida en etapas separadas llamadas grados, las cuales poseían una supervisión local que vendría a ser el maestro, las clases y demás actividades diarias de la escuela, se encontraban establecidas dentro de una programación, poseían un límite de tiempo determinado y una medida estándar de desempeño.

Pese a que este sistema aumento la capacidad, la producción educativa, también trajo consigo muchos de los problemas a los que se enfrenta hoy la escuela, por ejemplo: la clasificación indebida que se hace a los niños definiéndolas como hábiles y torpes. Para esto la psicología y la psiquiatría de la época jugaron un papel importante empezando a etiquetar a los niños por su rendimiento académico, de esta manera el escolar que no se adapte al sistema educativo debía pasar por un proceso de condicionamiento adicional y si fuera posible medicación para nivelarlo.

La escuela ha cumplido ya más de 200 años de existencia y es aun considerada la principal forma de acceso a la educación. Hoy en día, la escuela y la educación son conceptos ampliamente discutidos en foros académicos, políticas públicas, instituciones educativas, medios de comunicación y espacios de la sociedad civil. Desde su origen, la institución escolar ha estado caracterizada por estructuras y prácticas que hoy se consideran mayormente obsoletas y anacrónicas, decimos que no acompañan las necesidades del Siglo XXI. Su principal falencia se encuentra en un diseño que no considera la naturaleza del aprendizaje, la libertad de elección o la importancia que tienen el amor y los vínculos humanos en el desarrollo.



La escuela se ha convertido en un sistema atrapado porque se ha monopolizado y se ha hecho totalmente dependiente de aquellas instituciones gubernamentales que las controlan, entrampando así la capacidad que podrían tener estas de cambiar e innovar en cuanto a métodos de enseñanza y aprendizaje se refiere (buscando siempre, desde luego, su mejoramiento) esta solo ha hecho que la educación se vuelva mecánica y con el tiempo mediocre, pues ha provocado que la gente en vez de motivarse en aprender se conforme con complacer a su maestro.
La frustración que viven nuestros niños en los centros educativos para tratar de cumplir con las expectativas primero de sus padres y posteriormente de la sociedad, en un clima de competencias propias del sistema, se acrecienta día a día, ya que al no tener los niños recursos para poder hacer uso de sus potencialidades emocionales, y así mismo poder regular y descargar las energías reprimidas propiciadas por el enojo y la frustración, está generando un mundo cada vez más reprimido y a punto de estallar. “Cambiar la educación para cambiar el mundo” Claudio Naranjo.

Debemos defender la posibilidad de una Educación Integrativa, donde nos ocupemos no solo de la parte cognitiva (hemisferio izquierdo del cerebro), sino también de nuestra parte intuitiva y creativa (hemisferio derecho del cerebro), pero esto no tendría ningún valor si antes no nos hacemos cargo de nuestras emociones, educándolas y dejando que fluyan, para esto es necesario que nos eduquemos en el reconocimiento de nuestras emociones y sus bloqueos vividos.


Ya existen métodos educativos que ponen como principal fuerza la experimentación y las emociones y es que ejemplos como Montessori, Waldorf, Reggio Emilia y en el Perú el Método ASIRI "Sonrisa" en quechua creado por nuestra compatriota Ivette Carrión propone una educación que integre el SENTIR, HACER Y PENSAR, donde el niño crece y aprende según sus propias necesidades, una educación de amor hacía la vida; es así que cada vez se va  tomando más interés en estas nuevas formas de Educación Libre y que miren al niño como un Holos "Todo" y no solo como un cerebro, como los movimientos de educación holística en sus cuatro dimensiones: ciencia, sociedad, ecología y espiritualidad; ya que nuestro cuerpo, nuestras emociones y nuestro espíritu forman parte de un todo; sin esta integración lo cognitivo no tiene donde sostenerse, serán simples conocimientos sin mayor importancia; de esta disociación es donde proviene los graves daños ecológicos que existen en el planeta, pero que se iniciaron en nuestro propio organismo, producto de un error cognitivo, por el desconocimiento de nuestras emociones. Esta fuerza interior que además puede autorregularse como cualquier organismo vivo, está cada vez más afectada por el propio hombre y su analfabetismo emocional.

La educación emocional es un proceso educativo continuo y permanente, es decir, debe empezar desde el momento del nacimiento, incluso antes, y estar presente a lo largo de la educación infantil, primaria, secundaria, universitaria y formación permanente a lo largo de la vida; adoptando un enfoque del ciclo vital en el que debe participar todo el profesorado, las familias y la comunidad en general. Debemos decir que nuestras emociones son energías que al haber sido frustradas y reprimidas son ocultadas por nuestra mente con diferentes mecanismos de defensa y se instalan en nuestro cuerpo, para hacernos cargo de su descarga y fluidez, sin embargo por carecer de una educación emocional oportuna nos hace daño empezando el cuerpo a enfermarse.

Nuestro cuerpo tiene una inteligencia mucho más sabia que el propio cerebro, puesto que nuestro cerebro ha sido contaminado por la sociedad y los condicionamientos educativos que nacen desde el hogar, evitan la posibilidad transformadora del ser humano como fuente de evolución; la creatividad y la natural disponibilidad para aprender de los niños, debe ser respetada en un estado de libertad emocional y sensorial, para poder experimentar, frustrar y autorregular.



El margen de error que con lleva la experimentación es un valor que la sociedad y este sistema no permite; cuando Thomas Alva Edison fue entrevistado por las mil fallas que tuvo antes de hacer funcionar la bombilla eléctrica contesto que no fueron mil intentos fallidos, sino más bien fue un invento de mil pasos. El sistema teórico de la educación no permite fallar, y por lo mismo no se cumplen los procesos educativos en su total amplitud.

La práctica entonces sería la vivencia misma de la experiencia y la teoría sería ponerle nombre a lo vivido, la integración de ambas partes puede dar consistencia al aprendizaje, pero la contención del hombre de estos aprendizajes también debe ser considerada ya que nuestro cuerpo nuestras emociones y nuestro espíritu forman parte de este todo "Holos".

Lamentablemente en nuestra sociedad mostrar nuestras emociones, es significado de “perdedor” cosa tan absurda entendiendo que nuestras emociones forman parte de nuestra autorregulación organísmica, es la energía que fluye salida de nuestro instinto de supervivencia; pedir que no nos emocionemos, es una medida castrante; debo decir que los daños ecológicos, no nacieron cuando empezamos a ensuciar los ríos, nacieron desde que cortamos la posibilidad humana de canalizar nuestras energías salida de nuestra emociones; el dejar de fluir, ya es un daño ecológico, que termina llevándonos  a la destrucción, empezando por las enfermedades y a la deshumanización en una sociedad que se rige mediante la máscara de las personas; recordemos que en la antigua Grecia, el significado de persona era mascara o personaje; estamos hablando específicamente del Ego, creador de todos los mecanismos de defensas que podemos usar para no contactar con nuestro dolor producto de esta castración emocional.
Las emociones, no son algo a controlar, pues controlar proviene del Ego. Las emociones sólo deben fluir. El ego es la idea falsa que cada quien tiene de sí mismo; no constituye más que una ilusión, pero una ilusión que ejerce una gran influencia.

No es tu tema de forma es un tema de contenido, no es un tema de exterior es un tema de interior, no es un tema de cascara es un tema de pulpa, no es un tema de idiomas es un tema de espíritu, cual Torre de Babel debemos encontrar una misma forma de comunicarnos mientras el idioma y las fronteras separan el amor nos une, mientras el ego nos desconecta el corazón nos une, el sistema educativo está hecha para separar ”Los buenos de los malos”, “Los habilidosos de los torpes”, “los productivos de los incapaces”, “los que saben y de los que no saben”, “los ricos de los pobres”, es decir solo para separar; de ahí provienen las guerras y las luchas internas del ser humano, que vive día a día para ser reconocido por el otro.


Tendríamos que forjar una educación que busque el reconocimiento interno y que enseñe virtudes y no valores, pero para enseñar en virtudes debemos pasar por un proceso de autoconocimiento que nos lleve a conocer nuestras pasiones es decir nuestros pecados universales, es decir cuáles son las motivaciones egoicas que nos llevan a comportarnos de una otra manera, una vez detectadas podremos acceder a trabajar las virtudes que sobrepasen y debiliten estas pasiones es decir nuestros pecados; cuando hablamos de pecados no nos referimos al dogma religioso, sino mas bien a la pasión que tuvimos que desarrollar para protegernos en esta vida de las carencias emocionales, producto de un analfabetismo emocional; la educación debería recuperar el pensamiento Socrático del “Conócete a ti mismo”, para que el Ser se haga responsable de su vida con espontaneidad y creatividad, soltando la victimización y las conductas robóticas y automáticas que nos llevan a un estancamiento en nuestro desarrollo; fijando solo nuestro accionar a culpar a los demás de los que nos pasa, no asumiendo responsabilidad alguna.

Los conocimientos cognitivos fijados en el sistema educativo como un proceso industrial, no pueden ser importantes si el uso de ellos es realizado por un ser humano castrado e imposibilitado de SENTIR lo que quiere hacer realmente y no lo que la sociedad condicionante lo lleve hacer con estos conocimientos; el primer daño ecológico empezó con nosotros mismos, solo era cuestión de tiempo para que este sistema destruyera el planeta, así como lo hizo con sus habitantes. La pregunta sería si tenemos todavía salvación y yo creo que sí pero antes debemos despertar del sueño en el que nos metieron, salir de una educación condicionada a una formación integral, de una educación para sobrevivir a una formación para la vida; empezando a despertar podremos buscar salidas que por cierto ya las están habiendo solo es cuestión que abramos los ojos y miremos a nuestros niños con amor y no como proyección de nuestro propio condicionamiento.


Entonces deberíamos dejar de ser analfabetos emocionales y hacernos cargo, de nuestra vida de una buena vez; vivir bajo el mandato del Ego, es vivir cegado por un sufrimiento neurótico. Para poder reconectarnos con nuestro SENTIR, primero debemos dejar de darle prioridad a lo que el condicionamiento educativo y religioso nos llevó, y es que el PENSAR producto del miedo impuesto por esta sociedad, nos aleja del AMOR INCONDICIONAL que debemos sentir hacía nosotros y nuestra historia. Así podremos no solo dejar de ser dominados por nuestro Ego sino que podremos ver compasivamente al otro YO, mejorando nuestros vínculos familiares y sociales.

El arte durante mucho tiempo se usó para este fin, para el reconocimiento de nuestro mundo interior, de alguna manera el reconocimiento que hablaba Aristóteles en la Poética, fue remplazado por un reconocimiento externo dejando el arte a beneficio del Ego y no a lo que inicialmente fue concebido a beneficio del SER.

Recuperando nuestra sensibilidad, recuperando la información auténtica que tiene nuestro cuerpo para nuestra sanación emocional, podremos empezar a desestructurar lo que todo lo cognitivo creo, puesto que nuestra forma de buscar amor, está condicionado a un error cognitivo, un mal aprendizaje producto de una carencia afectiva, principalmente dañada en nuestro vinculo primario (padres).


Sanar con el arte, implica sanar al niño emocionalmente herido, recuperando el estímulo de la creatividad y el juego, disfrutando con lo que hace y así permitirse ser creativo, imaginativo y no únicamente productivo, como lo impone esta sociedad consumista. Además debemos decir que sanar desde el arte no necesita necesariamente expresar verbalmente el sufrimiento, puesto que en el juego creativo transpone simbólicamente aquello que tu Ego reprimió para no dañarte, uniendo la Psique con la Soma integrando aquello que solo fue dominio de la mente; es decir dejaremos de somatizar negativamente, para usar un poder energético innato que se nos fue arrebatado, aprendiendo así a manejar la energía emocional, disfrutando de lo agradable de la vida y saber afrontar lo difícil y desagradable, con más ánimo y recursos; fluyendo en el amor, la aceptación y el saber convivir con tu dolor y miedos, hasta ir diluyendo las sombras en la luz de la comprensión, la aceptación y el amor, ser más generoso con los demás, aceptar los fracasos, no dependiendo de lo que hemos heredado cognitivamente, por lo que hemos de ser capaces de seguir aprendiendo y mejorando nuestras actitudes día a día, en una continua transformación, aprendiendo a usar nuestras emociones donde radica nuestra verdadera inteligencia y nuestro poder, en definitiva a ser más felices.


Por Antonio Reyes